El DNI del ministro
El Ministro Urresti no solamente es un adicto a las cámaras de la prensa, tampoco es solamente un “nariz fría” capaz de confundir yeso con cocaína, también es un genial proveedor de ocurrencias para los cómicos del país. Ahora salió con que el sicariato es un asunto entre delincuentes, así que no debemos preocuparnos. Y que para combatir la delincuencia vamos a cerrar los cerros y pedir DNI al que quiera entrar o salir.
Señores sicarios, entonces solicitamos con todo respeto afinar la puntería, no vaya ser que en una de esas terminemos involucrados en sus difererencias de opiniones con un balazo entre pecho y espalda, y encima toda la teoría de nuestro buen ministro se arruine. De hecho recomendamos que el Ministerio disponga un área libre para dirimir las diferencias delincuenciales y así los sicarios podrán hacer ejercicio a su derecho a decidir quien vive y quien no con aboluta libertad, y sin interrupciones molestas, que ya se sabe por boca del ministro, el sicariato es un tema que no puede convertirse en un carnaval de sangre, es un trabajo que hay que dejar que fluya por sus propios cauces.
Y lo del DNI también es buenaza. Ya me imagino al ministro cerrando Miraflores, San Isidro, La Molina, Surco y San Borja. Porque también allí hay delincuencia, verdad? Y no se trata de discriminar a nadie, la gente “decente” no puede estar marginada por la brillante política anti-delincuencia de nuestro ministro. Ya me imagino a la Cuculiza mostrando su DNI a la salida de San Borja, o a la Osterling –ya mejorcita del surmenage que le produjo no ser electa alcaldes- enseñando su DNI a un policía cholo sin dejar que éste lo toque para no contaminarse.
Me imagino también a otros distritos exigiendo que se aplique el “dame tu DNI”, porque estoy seguro en pocas semanas este tema ya dará “caché” a las zonas en las que se aplique.
En los penales no se va a pedir DNI, olvídense muchachos. Sí pues allí ya todos están ubicadazos. No importa que desde allí se dirijan los mejores operativos de secuestros, robos y demás plagas delincuenciales que nos azotan. No importa que allí se conozcan a todos. De pronto lo que se le puede ocurrir al ministro Urresti es pedirle su tarjeta dorada para ver cómo va su movimiento bancario, pero nada más que eso.
Y así, entre un ministro que ha hecho del “dame tu DNI” una política de estado para combatir la delincuencia y un presidente que le echa la culpa a la globalización de su desarrollo, los peruanos podemos vivir en paz, y los sicarios también.